
El ciervo escondido: un cuento chino sobre la realidad y el sueño
¿Alguna vez has tenido un sueño tan vívido que te costó distinguirlo de la realidad? ¿O has dudado de la veracidad de tus recuerdos, pensando que quizás solo fueron imaginaciones? Si es así, tal vez te identifiques con el protagonista de este cuento chino, que nos plantea un enigma sobre la naturaleza de la verdad y la ilusión.
El cuento se llama "El ciervo escondido" y se atribuye a Liehtse, un filósofo taoísta que vivió alrededor del siglo IV a.C. Se trata de una obra breve pero profunda, que forma parte de la tradición oral china y que ha sido recogida por diversos autores a lo largo de la historia. A continuación, te presentamos el texto íntegro del cuento, seguido de un análisis de su significado y simbolismo.

El cuento
Este es el texto del cuento, tal como aparece en el sitio web Ciudad Seva:
Un leñador de Cheng se encontró en el campo con un ciervo asustado y lo mató. Para evitar que otros lo descubrieran, lo enterró en el bosque y lo tapó con hojas y ramas. Poco después olvidó el sitio donde lo había ocultado y creyó que todo había ocurrido en un sueño. Lo contó, como si fuera un sueño, a toda la gente.
Entre los oyentes hubo uno que fue a buscar el ciervo escondido y lo encontró. Lo llevó a su casa y dijo a su mujer:
-Un leñador soñó que había matado un ciervo y olvidó dónde lo había escondido y ahora yo lo he encontrado. Ese hombre sí que es un soñador.
-Tú habrás soñado que viste un leñador que había matado un ciervo. ¿Realmente crees que hubo un leñador? Pero como aquí está el ciervo, tu sueño debe ser verdadero -dijo la mujer.
-Aun suponiendo que encontré el ciervo por un sueño -contestó el marido- ¿a qué preocuparse averiguando cuál de los dos soñó?
Aquella noche el leñador volvió a su casa, pensando todavía en el ciervo, y realmente soñó, y en el sueño soñó el lugar donde había ocultado el ciervo y también soñó quién lo había hallado. Al alba fue a casa del otro y encontró el ciervo. Ambos discutieron y fueron ante un juez, para que resolviera el asunto.
El juez le dijo al leñador:
-Realmente mataste un ciervo y creíste que era un sueño. Después soñaste realmente y creíste que era verdad. El otro encontró el ciervo y ahora te lo disputa, pero su mujer piensa que soñó que había hallado un ciervo que otro había matado. Luego, nadie mató al ciervo. Pero como aquí está el ciervo, lo mejor es que se lo repartan.
El caso llegó a oídos del rey de Cheng y el rey de Cheng dijo:
-¿Y ese juez no estará soñando que reparte un ciervo?
El análisis del cuento
El cuento nos presenta una situación paradójica, en la que se confunden los límites entre la realidad y el sueño, entre la verdad y la mentira, entre la certeza y la duda. El leñador mata a un ciervo, pero luego olvida dónde lo esconde y cree haber soñado con ello. El oyente aprovecha su relato para encontrar al animal, pero su mujer le cuestiona si no habrá sido él quien ha soñado con el leñador. El leñador vuelve a soñar con el lugar exacto donde enterró al ciervo y con quien lo robó, pero al reclamarlo se encuentra con la oposición del otro hombre. El juez intenta resolver el conflicto declarando que nadie mató al ciervo, pero que como existe deben repartirlo. El rey se entera del caso y se pregunta si no será el juez quien está soñando con todo.
El texto nos plantea así una serie de preguntas filosóficas sobre la naturaleza de la realidad, la validez de los sueños, el criterio de la verdad, el papel de la memoria, el sentido de la justicia y la autoridad del poder. ¿Cómo se puede saber si algo es real o no? ¿Qué valor tienen los sueños como fuentes de conocimiento o de engaño? ¿Qué criterios podemos usar para determinar la verdad o la mentira? ¿Qué papel juega la memoria en la construcción de nuestra identidad y de nuestra historia? ¿Qué principios rigen la justicia y quién tiene el derecho de impartirla? ¿Qué legitimidad tiene el poder y cómo se ejerce?
El cuento nos plantea una serie de interrogantes sobre la realidad, los sueños, la verdad, la memoria y la justicia, sin darnos soluciones cerradas. Al contrario, nos anima a pensar por nosotros mismos y a poner en duda nuestras convicciones. Revela que la realidad es mutable y subjetiva, ya que varía según cómo la percibimos, la interpretamos, la expresamos y la contextualizamos. Sugiere que los sueños no son meras fantasías, sino que pueden descubrirnos aspectos escondidos o desconocidos de nuestro ser y de nuestro entorno.
Así mismo, nos alerta de que la verdad no es algo fijo e incontrovertible, sino que está expuesta a la incertidumbre, a la contradicción, a la manipulación y al acuerdo. Enseña que la memoria no es algo seguro e inalterable, sino que puede equivocarse, modificarse, olvidarse o inventarse. Y propone que la justicia no es algo general e imparcial, sino que depende de la perspectiva, del interés, del argumento y del poder. Cuestiona el poder: no es algo natural e indiscutible, sino que se sustenta en la creencia, en la autoridad, en la fuerza y en el sueño.
El cuento nos reta así a pensar por nosotros mismos, a ser críticos con lo establecido, a ser creativos con lo posible y a ser humildes con lo desconocido. Nos abre las puertas a otros planos de existencia, donde lo real y lo imaginario se entrelazan y se enriquecen mutuamente. El cuento nos invita a soñar con un ciervo escondido.
Esperamos que hayas disfrutado de este cuento chino y que te haya inspirado a reflexionar sobre las cuestiones filosóficas que plantea. ¿Qué te ha parecido la forma en que el autor juega con la realidad y el sueño, la verdad y la mentira, la justicia y el poder? ¿Qué mensaje crees que nos quiere transmitir con este relato? ¿Qué sensaciones te ha provocado leerlo? Recuerda que los cuentos son una forma de soñar despierto, pero también de despertar nuestra conciencia.
Gracias por leer!